viernes, 6 de febrero de 2009

La chica de la pared

Oigo mi nombre flojito....Sofía...Sofía...¿De dónde viene? Camino poquito a poquito por mi habitación. Sin hacer ruido, de puntitas. Sofía...Sofía..aquí detrás! No te veo...¿quién es?

Sigo andando cuidadosamente, empiezo a tener un poco de miedo. Tengo que ser fuerte, soy una chica valiente y fuerte. Sofía...ven. Tú eres la única que me oye. Estoy detrás de la pared. Me detengo y pego la oreja a la pared pintada de verde. Y la oigo mejor. Parece una mujer joven, dulce. Me dice que la emparedó su marido hace 52 años, que desde entonces está ahí. Dice que no le importa, que está bien y que puede moverse de pared en pared. Me habla de Robert, mi novio. Dice que me está engañando con otras personas y que ella las ha visto. Yo no me lo puedo creer. Si él me quiere, ¿porqué me engaña?

Cuando él llega de trabajar, me ve llorando en el sofá. Me pregunta qué me pasa y le digo que me han dicho que me engaña con otras. Él lo niega y se interesa por el chivato. Yo no digo nada más.

Pasan unos días, Robert parece preocupado.

La chica dulce, una mañana me vuelve a llamar. Ahora ya sé dónde está y voy enseguida.

Sofía...pregúntale por Menchu...es su nueva amante...la casa es tuya...échalo de aquí porque no te quiere...

Le doy vueltas durante unos días, y finalmente se lo digo.

-¿Qué pasa con Menchu?

- Eh...que...¿que Menchu?

- Robert, si me estás engañando con ella ya te puedes ir de casa. ¿Sí o no? ¡¡Díme la verdad!!


Robert de fue...era verdad. Y la chica dulce desapareció horas después. Nunca la volví a ver.