viernes, 29 de agosto de 2008

Fobia social

No sé porqué tuve que ir. Ya noté al entrar en la fiesta que M me miraba el vestido, no me lo tendría que haber puesto. Porque L, mi vecino gay me convenció, e hice un esfuerzo. No me conjuntaba ni con los zapatos ni con el peinado, iba francamente mal y la gente se dio cuenta.
Luego R me empezó a hablar, cada frase que yo intentaba decir, me salía al revés y cada vez metía más la pata. Se dio cuenta que mi voz temblaba y seguro ya les está diciendo a todas lo idiota que soy. Cuando me decían algún comentario gracioso me quedaba con cara de palo y no sabía que contestar. Hasta que llegó el momento. Me tropezé con una copa en la mano, y los segundos pasaron a cámara lenta. La copa se rompió en el suelo porque mis manos sudaban, la gente me miraba y se reía, y yo salí corriendo de allí. Me quería morir, era una película de sumo terror.

Tardé horas en dejar de llorar y el resto ya lo sabes: crisis de ansiedad, días en el hospital, medicación.
Aún no lo puedo verbalizar, por eso te lo escribo. En la próxima sesión lo intentaré.

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