domingo, 16 de noviembre de 2008

Suerte

Me senté en una terraza a pleno sol. “Una clara bien fría, por favor”. Cerré los ojos durante una eternidad para mí, un minuto para el resto del mundo. Bendito seas, mi sol. En mi cara se esbozó una sonrisa. Era feliz. El hormigueo de la satisfacción me subió desde la entrepierna hasta el cuero cabelludo, erizándome todo vello que encontraba a su paso. ¿Qué haría a partir de ahora? ¿A quién se lo diría? No tenía ni idea. Nunca me había tocado nada, ni el reintegro de la primitiva y ahora era casi millonaria. ¡No me lo podía creer!

Abrí los ojos y encima de la mesa como por arte de magia, una clara fría y un papel, y escrito a mano un mensaje: “Señor de 62 años despedido por la crisis busca trabajo de lo que sea. Su señora se ofrece para tareas de limpieza. 654896745”

El corazón se me inundó de tristeza y la pena me dio una puñalada justo en el centro del pecho.

El mundo seguía siendo injusto para el resto de los mortales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ENGANCHA , SIGUE ASÍ ,ES TREPIDANTE EN TAN POCAS LINEAS ...

UNA ADMIRADORA EN CIERNES